Opinión…
Por El Auditor
Y con forme se acercan más los tiempos y las encuestas comienzan a surtir efecto en las mentes y estómagos de los políticos, muchos de estos ya comienzan a tomar rumbo y partido con quiénes consideran pudieran ser los nuevos mandamases del estado.
Tal es el caso de la dirigencia del Partido del Trabajo veracruzano que, sin tapujos al igual que en muchos otros lugares, invitaron al Presidente de la Mesa Directiva del Congreso Federal, Sergio Gutierrez Luna, a realizar un evento en honor a los niños y las niñas del municipio serrano de Acatlán.

No está mal celebrarle a los niños y niñas en su día, pues una sonrisa de ellos y ellas lo valen todo; el tema y malestar de muchos cuatroteistas, nos hacen saber, radica en qué tanto Vicente Aguilar Aguilar, Dirigente Estatal del mencionado partido; el Dip. Ramón Díaz Ávila, Comisionado Nacional del PT y el presidente municipal, Alquilo Sánchez, cien por ciento petista quien ganó el municipio sin alianza, utilizaron a los infantes para sacar provecho político y comenzar a hacer sus amarres con miras al 2024 con el candidato no oficial.
La dirigencia estatal de Chente Aguilar se ha manejado camaleónicamente desde que se alió con Morena y se sumó a la 4T, a veces aplaudiendo, otras reclamando y unas más amenazando, pero siempre a conveniencia para no perder “fuerza” y privilegios, pues ha sido evidente que sus aliados morenistas veracruzanos no han respetado ni cumplido muchos acuerdos.

Sea cual fuera la razón, en estos momentos de acuerdo a no pocas encuestas, mandadas a hacer por quien sabe quién, Sergio Gutierrez es uno de los dos fuertes contendientes a encabezar la candidatura al Gobierno de Veracruz, muy por encima de Rocío Nahle candidata cuitlahuista, y si le sumamos lo dicho por el Morenista número uno del país, AMLO, de que la selección de candidatos será a través de ese método, las calenturas sucesorias le han movido el tapete ya a muchos liderazgos .
Está situación ha puesto irritables a unos, nerviosos a otros y desbocados a otros más, cómo lo es el caso del PT, quienes se abalanzan a brazos llenos tratando de ganar simpatías y amarrar con mucha anticipación “algo” que los mantenga en el radar político y en las nóminas estatales.
Sin duda alguna, y aún con toda la moralidad que presume la 4T, está claro que “varios de sus hijos putativos” se han convertido en aquellos rebeldes que no esperan a que sus papás sean quienes los guíen y les den autorización para irse de fiesta; no, estos son de los se saltan por la ventana de casa y salen corriendo al primer llamado de los amigos que no son del agrado de sus “progenitores”.
Irse por la libre siempre será un riesgo que muchos se atreven a tomar, y más en este nuevo gobierno democrático-moralista donde el oficialismo y la línea presidencial marcan los pasos y las rutas a seguir, de manera mucho más autoritaria que cuando gobernaban los innombrables en la época priista.
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